El pasado 7 de diciembre de 2020 el agua empezó a cotizar en el mercado de futuros de materias primas de Wall Street debido a su escasez. El cambio climático, la explotación de este recurso por parte el sector primario, la industria y el propio consumo humano están haciendo que este recurso, imprescindible para vivir, cada vez sea más escaso e inaccesible a muchas personas, con todas las consecuencias que ello acarrea para el planeta y para la humanidad.
Es importante recordar que actualmente ya hay más de 2000 millones de personas con dificultades para acceder a este recurso básico y que la situación solo tiene previsto empeorar en los próximos años hasta causar daños irreparables: desplazamiento de poblaciones, extinción de especies y la muerte de incontables ecosistemas.
El agua es un bien preciado y no debemos dar por sentado que cada vez que abramos el grifo estará ahí. Hay que racionalizar su uso y hay que reducir al máximo su despilfarro. Como personas y como industria tenemos la responsabilidad y obligación de actuar ahora y proteger no solo el planeta, sino también nuestro futuro.